martes, 10 de marzo de 2009

De la mujer vieja...joven, ten ciudado

Jóvenes: ¡Cuidado!; es una “insaciable tigresa”, una mujer frustrada que compra el afecto, quizá tuvo mala suerte en el amor.
El juntarte con ellas es mancillar tu dignida de muchacho. Serás, por “momentos”, su “Jaime”, su juguete que al rendirse ella, lo desecha cual muñeco desvencijado del cajón de sus recuerdos y de las cuitas de amores.
- Te aconsejo guardar tu condición de caballero. Si alguna vez eres seducido por alguna de ellas, recuerda estas palabras: “son dignas de respeto, no le hagas daño,” piensa que merece amor como de madre, y, con dignidad y respeto desecha sus ruegos y la seducción.
Del hombre viejo…
Aunque diga un viejo adagio que: “para amarse no hay edad”. Yo diría que hay que pensarlo muy bien. Jovencitos:

Del hombre viejo…
Aunque diga un viejo adagio que: “para amarse no hay edad”. Yo diría que hay que pensarlo muy bien. Jovencitos: “Los viejos y las viejas son los vampiros de tus aspiraciones y de tu juventud; en el caso de los hombres, quieren demostrar, gloriarse y envanecerse de que todavía tienen fuerza, brutalidad y virilidad, pero son toda una caja de pandora, ataúdes sin cadáver, permanentes querellantes de sus desgracias; fallidos recuerdos y cuitas de amores pasados.”
Tú solo formas parte del consuelo que necesitan cuando ya nadie los quiere. Como cuando David envejeció, “…a su lado una doncella para que le dé calor” (1ª de Reyes: 1; 1-4) En eso te conviertes, en la doncella que da calor y le sirves a tiempo al “rey viejo”.
Otros sin escrúpulos acuñan la frase: “para ratón viejo ratón tierno”, esta es una burda frase para justificar su pecado, lascivia y fornicación.





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